A la deriva.

Encierro mi dolor,
en una caja sin cajón.
Me ato a un bloque sucio, 
de duro hormigón.
Y me dejo hundir.

Y es que en la historia
que me contaron, 
las sirenas afloraban 
de la cresta de la ola 
más lejana de esta tierra...

Cuentan que el pulmón, 
si se llena con algo más que de agua, 
no revienta, 
se sustenta 
de los Dioses del calor
del edredón humedecido
por tus labios, amor.

Quiero hundirme
despegarme
de esta orilla invisible
y perderme
agotarme
en intentos imposibles
de tenerte
a mi vera
a mi entera
a mi triste 
a mi libre
a mi placer...

Rematando mi lenguaje,
caminante sin viaje
vagabundo sin estera
y con estrellas en la noche
sempiterna
disuasoria
esquiva de la memorias
de las tres de la mañana,
del naufragio de alta cuna
de no verte la cintura,
entre mis piernas
atrapada
sin moverse más que un dedo
entre dedos
atados
enlazados por el hilo
invisible
que nos une como dos enganchados

a nosotros
a los tiempos pasados
al camino perdido
al padre malogrado
a tiempos muertos
a toro pasado
a mentiras alzadas
a completos idiotas
a ilusiones rotas
a otras compartidas

tiempos reflejos
del contacto de uno mismo.
Sin olvidarnos 
lo profundo de éste abismo
Sin apartarnos
la mirada de los sexos
Sin importar nada
que sea de ellos.

Hundir mi barco,
anclar mi alma,
junto al naufragio,
remero en barca.

Remero en barca,
escapando,
dejando el barco,
quemando un sueño
junto a las velas
persiguiendo anhelos.

Juanto a las velas,
persiguiendo anhelos.

3 comentarios:

MâKtü[b] dijo...

Navegando...

Te echaba de menos ^^

pasaxeira dijo...

me encanta leerte

besosss!

n., dijo...

¿Moderación de comentarios?

¿Dónde quedó la libre expresión, my dear?